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Camarón de la Isla

José Monje Cruz (San Fernando, Cádiz, 1950-Badalona, Barcelona, 1992), conocido artísticamente como Camarón de la Isla o simplemente Camarón, fue un cantaor gitano-español considerado por muchos como el mejor cantaor de flamenco contemporáneo y una de sus más importantes figuras.

Camarón de la Isla es un nombre imprescindible para comprender el cante jondo de la segunda mitad del siglo XX. Se le considera uno de los mejores cantaores de flamenco de todos los tiempos y, en opinión de muchos, un revolucionario del cante que contribuyó, al renacer de un género que atravesaba una grave crisis, transformándolo desde dentro, aunque respetando sus esencias más genuinas. Su figura, que ha traspasado las fronteras del flamenco, así como su temprana muerte y las muestras de su arte que han quedado grabadas han propiciado la creación de una leyenda alrededor de su persona que se ha extendido por todo el mundo.

En 1968 inició una ampliación y renovación de su lenguaje musical y a partir de 1979 intensificó sus esfuerzos por hacer del arte flamenco un género más asequible para el público en general. Pese a las críticas de los más puristas, Camarón opinaba que no tenía sentido cantar algo que ya habían hecho otros "como un disco" si no le podía dar algo de sí mismo, que es lo que él hacía. Su disco La leyenda del tiempo es, de entre sus diecinueve magníficos LP's, el más destacable por la gran innovación que supuso su aparición en el cante jondo.

Nacido en San Fernando, provincia de Cádiz, en 1952, José Monje Cruz fue el séptimo de los ocho hijos de un herrero gitano, Luis Monje, que murió siendo él un niño, y de una canastera, Juana. Su apodo, “Camarón”, le vino dado de la mano de un tío suyo, quien pensaba que su cabello rubio y su piel clara no encajaba con el estereotipo de un muchacho calé. Sintió desde niño la afición por el mundo de los toros, e incluso intentó iniciarse en el Arte de Cúchares, pero vio que no era lo suyo y se inclinó por el cante, algo habitual en su familia (su padre entonaba bien), donde se veneraban figuras como La Perla de Cádiz o El Chaqueta.

De hecho, se le consideró un niño prodigio, ya que su cante causaba la admiración de todo aquel que le escuchara. Con siete años cantaba en los trenes y autocares que iban de la isla de San Fernando a Chiclana o Jerez, junto a su compañero Rancapino, y sus dotes flamencas se afianzaron en las innumerables fiestas flamencas que su familia solía preparar. Su paso por las escuelas fue muy breve, pues muy pronto comenzó a trabajar en la herrería de su padre, a la vez que cantaba para ganar algún dinero con el que contribuir a la exigua economía familiar.

Uno de los locales que más frecuentó fue la Venta Vargas, donde manolo Caracol, reputado genio del cante, reconoció su talento, e incluso le animó para que se presentara, en 1962, al concurso de cante flamenco del Festival de Montilla, el cual ganó, con lo que se inició su vida como cantante profesional, dejando definitivamente atrás su infancia. De hecho, su madre falsificó un papel, mintiendo en su edad, para que pudiera desplazarse a la Feria de Sevilla de 1963 cuando tenía tan sólo doce años; allí fue escuchado y alabado. Su fama, a pesar de la edad, era ya incuestionable.

Trabajó por toda Andalucía, sobre todo en Cádiz y en la Taberna Gitana de Málaga, y participó en uno de los eventos más importantes del universo flamenco, el Festival de Mairena. Cuando contaba sólo con dieciséis años, la compañía de Miguel de los Reyes le llevó a Madrid, donde durante mucho tiempo estuvo contratado en un tablao llamado Torres Bermejas. Muchas noches, de madrugada, Camarón continuaba cantando en El Palomar, una antigua venta en las afueras de Madrid, dedicado, pues, en cuerpo y alma a su profesión. Su fama se acrecentó, por lo que de los tablaos pasó a los festivales, donde su arte pudo ser mejor apreciado por sus seguidores, que ya comenzaban a formar legión.

Obras del autor en La Púrpura de tiro